viernes, 11 de junio de 2010

Entrevista a un canibal

Hoy por hoy, Meiwes cumple cadena perpetua en una prisión de alta seguridad desde donde relata en detalle y con metódica frialdad como acabó con la vida de Brandes y como elaboró su primera cena con un selecto trozo de su carne, acompañado de una guarnición de patatas a la princesa, coles de bruselas y una buena botella de vino tinto. Sacó su mejor vajilla para la ocasión y la vivió como una especie de comunión entre él y el hombre que acababa de sacrificar para satisfacer una fantasía sexual y emocional que lo venía persiguiendo desde la adolescencia.
Meiwes dió con Brandes a través de Internet, después de cientos de contactos con gentes afines a su parafilia. No obstante, sólo Brandes, un ingeniero de unos cuarenta años, entró en su juego con el fin de dar alas al suyo propio, un masoquismo exacerbado que buscaba el climax en el dolor extremo.
El caso de Meiwes marcó un hito en la historia de la jurisprudencia alemana dado que su código penal no contempla el canibalismo como delito. Al final Meiwes fue condenado por asesinato.
Entrevista a un canibal ofrece los testimonios del abogado defensor de Meiwes y de algunos vecinos, que incluso, dejaban a sus hijos a cargo del que después se convirtió en el canibal de Rotenburg.
El filme también cuenta con material gráfico inédito de la escena del crimen, la casa y el cuarto donde Meiwes y Brandes consumaron su tétrico ritual.


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