1. LA PROBLEMÁTICA DE LA VIVIENDA, UN MAL AHORA AGRAVADO
“Quedate en casa” nos implora la burguesía, pero, nuestros compañeros
son enviados a diario a su puesto de trabajo sin nada más que un par de
consejos sanitarios. Nos hablan de compromisos morales, pero ahora más
que nunca el teléfono del enorme ejército de reserva suena, pidiendo
sustituciones en residencias o empresas de limpieza. Nos piden
solidaridad con una sociedad en “abstracto” mientras vulneran nuestro
derecho a huelga y nos imponen servicios del 100%. Nos enseñan lo
hermoso que es quedarse en el hogar, los que no han tenido que dormir
hacinados en un polideportivo, los que no han tenido que racionar una
solo plato del comedor social para todo el día. Nos recomiendan yoga en
casa, mindfoolness y tai chi, aquellos que no se muerden las uñas
leyendo los titulares de la prensa cual si fueran sus propios epitafios.
“Quedate en casa” nos implora la burguesía; no os preocupéis, la
política ya la hacen ellos. La burguesía, con todos sus partidos y
sindicatos a sueldo escenifican la restauración de los derechos y
libertades suspendidos a golpe de decreto. Como si de un juego de la más
compleja aritmética se tratase, los tecnócratas del capital echan
cuentas y toman medidas salomónicas. Pero no todo lo que brilla es
progresismo.
La problemática de la vivienda es ahora, un mal ahora agravado. En
situaciones como esta, la forma más tiránica del capital entra en escena
y las condiciones de vida del proletariado se recrudecen. Aumentan las
formas de violencia directa y los lazos de dependencia más atroces; la
violencia machista, el autoritarismo de los padres y madres sobre sus
hijos, la extorsión del casero que se aferra a su pequeña propiedad…
Para paliar las serias dificultades que afrontará la clase trabajadora,
el gobierno habla de aplazamientos y moratorias, y sólo tímidamente se
refiere a las suspensiones. Hace días que se debiera haber tomado una
decisión firme en torno a los alquileres, sin embargo, y gracias a la
incursión del lobby de especuladores Asval, ésta se aplazará ad calendas
graecas. Esta asociación de grandes y pequeños propietarios ejercerá
presión para que medidas como la prohibición de la subida de alquileres
durante seis meses, queden en papel mojado. Mientras tanto, fondos
buitre como Lazora muestran su cara mas filántropa y adelantándose a las
decisiones del gobierno, anuncian una moratoria en los pagos de
alquileres. Pero no confundamos la piedad con la astucia, y es que en un
periodo de crisis como el que viene, estos fondos serán los que
soportarán las pérdidas y adquirirán las propiedades de los pequeños
propietarios, ahogados por las deudas de los impagos de sus inquilinos.
Pero todas estas medidas – aprobadas o no – difícilmente podrán
aplacar los estragos de la crisis y no harán mas que estirarla en el
tiempo y profundizar en ella. El Estado ha dirigido 100.000 millones de
euros a entidades privadas y 17.000 millones los dirigirá a la
“amortiguación social” de la clase trabajadora. Más allá de lo
escandaloso del porcentaje, que deja claro que no se trata de una medida
salomónica, llama la atención la forma en la que se ha obtenido este
dinero. Pues bien, exceptuando las partidas sociales que se han sacado
de fondos públicos, la liquidez se ha conseguido a través del crédito
privado, ergo, endeudándose. ¿Y cómo pagará el Estado esta enorme deuda?
Fácil, será la clase obrera quien pague la deuda contraída por la
burguesía, mediante reestructuraciones en ciertos sectores productivos y
probablemente, intentando ampliar los márgenes de extracción de
plusvalor reorganizando la explotación de la fuerza de trabajo. Dicho de
otra manera, este endeudamiento podría derivar en la profundización del
proceso de proletarización que afectará a todas las capas de la clase
trabajadora, aunque no de igual manera. Y es aquí donde el círculo del
discurso burgués se cierra: los millones de euros que dicen ser para
mejorar nuestras condiciones inmediatas, saldrán a costa de empeorar
nuestras condiciones en el medio plazo. Junto con la crisis sanitaria,
se avecina una ofensiva burguesa organizada en todos los frentes, ante
la cual el proletariado se encuentra desorganizado, sin programa ni
dirección estratégica claras. Frente a la reorganización social, la
burguesía se apresura por ser quién ostente el mejor puesto e intenta
sustituir los viejos pactos sociales; desgraciadamente, sin una posición
organizada fuera de este pacto social, lo consigue mediante amplios
consensos.
2. FRENTE A LA OFENSIVA BURGUESA, VIVIENDA GRATUITA, UNIVERSAL Y DE CALIDAD
Frente a esta ofensiva burguesa en ciernes, nosotros reivindicamos
vivienda gratuita, universal y de calidad. No como un horizonte
idealista que pretenda ablandar corazones, sino como un objetivo
estratégico fundamentado en la teoría y el conocimiento de las leyes de
funcionamiento del capitalismo. Como sabemos, bajo el despotismo
capitalista toda la división del trabajo social es mediada por la
compra-venta de mercancías; por lo tanto, la totalidad del modo de
producción capitalista se fundamenta en la ley del valor y de la
competencia. Además, a pesar de la falsa universalidad burguesa que
predica la libertad de venta en el mercado, el acceso al mismo está
condicionado por la capacidad adquisitiva (el dinero que se tiene en el
bolsillo), la cual está determinada en cada caso por el lugar que se
ocupa dentro de la misma división social del trabajo. Dicho de otra
forma, la ley del valor y de la competencia tienen total soberanía en el
sistema capitalista. Este carácter esencial del capitalismo condiciona y
da forma a la cuestión de la vivienda, la cual se presenta en la forma
social más pura de éste, es decir, en forma de mercancía. Entendemos
entonces que sólo la vivienda universal, gratuita y de calidad puede
plantearse frente al capital en contradicción real a la ley del valor y
cómo única forma de garantizar la reproducción social de forma
igualitaria y universal. Nos explicamos:
Sólo obteniendo la universalidad y gratuidad, la vivienda dejará de
ser intercambiada en el mercado, es decir, dejará de ser una mercancía y
por lo tanto, dejará de estar regulada, de forma efectiva, por las
leyes de la competencia. Pero, además, añadimos que esta vivienda ha de
ser “de calidad” y ésta no es una floritura casual. En el sistema
capitalista, a nivel de simple hipótesis, podrían darse las condiciones
para garantizar vivienda gratuita y universal, pero siempre habría
diferencias en la cualidad de ésta. Dependiendo, por ejemplo, del lugar
que tiene cada trabajador en la producción, se obtendrían viviendas de
mayor o menor calidad y además, la vivienda seguiría siendo parte del
salario, aunque de forma indirecta. Dicho de otra forma, el
abaratamiento o la simple gratuidad de los bienes necesarios para la
reproducción del trabajador conduciría a la devaluación de la fuerza de
trabajo, y por ende, a una profundización en la reproducción del sistema
capitalista. Por ello, además de exigir la gratuidad y universalidad de
los bienes, pretendemos también su calidad, porque es la única forma en
la que puede entrar en contradicción con las leyes del valor y de la
competencia, que empujan la fuerza-trabajo a venderse a menor precio
reproduciendo a escala cada vez mayor la división del trabajo
capitalista.
Además, afirmamos que es la única forma de garantizar la reproducción
social de forma igualitaria porque sólo la universalidad y la igualdad
que se fundarán en las luchas del proletariado son verdaderamente
universalizables. De hecho, la igualdad y la universalidad burguesas, es
decir, la presunta libertad de toda persona a participar de la riqueza
social mediante el mercado, son falsas y parciales, y no hacen mas que
reflejar en forma éticamente distorsionada la ley del valor, ocultando
así las contradicciones de clase que fundamentan la sociedad
capitalista. Al contrario, la universalidad proletaria no reivindica un
acceso igual al mercado capitalista, sino un acceso igual a las
condiciones de vida como premisas para la libertad colectiva e
individual. Por ello, ahora más que nunca, toca reivindicar la vivienda
gratuita, universal y de calidad.
3. MEJORAS TÁCTICAS PARA EL PROLETARIADO
Este horizonte estratégico, además, está íntimamente relacionado con
la conciencia de clase. La conciencia de clase es el profundo
entendimiento del lugar que ocupamos en una sociedad dividida en clases y
la comprensión de que la única forma de superación real de las miserias
de este sistema, es la organización positiva de la heterogeneidad de la
vida, tras un proceso de abolición y sustitución de las formas sociales
actuales. Sin embargo, la conciencia de clase no se adquiere a través
del momento teórico, sino a través de un proceso dialéctico que conecta
constantemente la experiencia de lucha con la necesidad de comprender y
superar los límites de la misma. El proletariado, ahora mas que nunca,
necesita de experiencia de lucha que lo guíe a conocer per se los
límites de la organización. Ha de darse de bruces con el idealismo
reformista, ha de errar, comprender lo fallido y sobre todo, ha de
organizarse de forma independiente para acometer su gran empresa.
Este proceso de toma de conciencia, que es, sustancialmente, un
proceso organizativo, deberá crear las condiciones necesarias para
alcanzar el horizonte estratégico mencionado. Parte de estas condiciones
se darán mediante la obtención de reformas concretas, cuyo objetivo
será mejorar las condiciones de vida del proletariado en lo inmediato, y
aumentar su experiencia de lucha. Corremos el riesgo, sin embargo, de
confundir el uso de la reforma con la vía del reformismo. No debemos
caer en el letargo de quienes pretenden, mediante la acumulación de
reformas, tornar un orden de clase violento.
Dicho esto, entendemos que las reivindicaciones concretas son
necesarias, deben ser guías para la acción que cobren sentido pleno en
las diferentes experiencias de lucha que iniciemos. En demasiadas
ocasiones, estas demandas pierden su función táctica y se convierten en
sí mismas en un objetivo. Creemos que es tarea de las diferentes
organizaciones de clase, abandonar las prácticas populistas y realizar
un verdadero ejercicio de pedagogía y argumentación, que haga comprender
a las masas trabajadoras las funciones tácticas de estas
reivindicaciones. Si no realizamos esta tarea, difícilmente podremos
percatarnos de los límites de nuestra acción y nos sumergiremos en un
bucle inagotable de denuncia-reforma.
En cuanto al Sindicato de Vivienda de Gasteiz, creemos necesario
establecer una tabla mínima de reivindicaciones por las razones
anteriormente mencionadas. Además, consideramos que los objetivos
establecidos por las diferentes organizaciones que trabajan la
problemática de la vivienda en nuestro ámbito geográfico son
absolutamente insuficientes; por ser peticiones a mínimos y por obviar
la realidad socio-económica del proletariado. Por ello, presentamos
ciertas líneas de trabajo concretas, que no son más que guías para las
luchas de la fase próxima, por las condiciones de vida del proletariado
en cuanto a la vivienda:
– Suspensión de alquileres de propiedades Municipales, en manos de
Diputación, del Gobierno Vasco, además de los alquileres gestionados por
Alokabide y Etxebide.
– Suspensión del pago de suministros básicos (agua, luz, gas…)
– Reducción de los costes de vida: trasporte público gratuito,
abaratamiento de los bienes de primera necesidad y pretensión de su
calidad etc.
– Vivienda gratuita y de calidad para personas sin ningún tipo de recursos.
– Regulación en el precio del alquiler en cuanto a pequeños propietarios y entidades privadas
4. AUTODEFENSA PROLETARIA COMO ÚNICA GARANTÍA
Pero esto no es suficiente. Ante la perspectiva de la ofensiva
burguesa, a la clase trabajadora sólo le queda acatar sumisamente el
nuevo orden social que muy probablemente, vendrá de la mano de un
proceso de proletarización que empeorará las condiciones de vida de toda
la clase trabajadora y acarreará serias restricciones en cuanto a sus
libertades políticas y civiles. Mientras tanto, los progresistas, atados
a sus compromisos partidistas celebran haber conseguido el 17% de la
deuda; pero lo que hoy sale barato, mañana sale caro.
Nosotros les miramos, impotentes, conscientes de nuestras capacidades
organizativas actuales, pero henchidos de convicción y dolor. Ante la
barbarie capitalista la solidaridad de clase se abre paso, pero es
momento de armar esa espontaneidad de herramientas organizativas y
teóricas. Es momento de organizar la autodefensa de clase como única
garantía de supervivencia, como forma de poder antagónica e
independiente. Tomemos el control de nuestras vidas.
Desde el Sindicato de Vivienda de Gasteiz, seguiremos trabajando en
este interminable proceso acumulativo de desarrollo de capacidades por y
para la clase trabajadora. Queremos lo imposible para la burguesía –
vivienda gratuita, universal y de calidad – y lo único posible para la
organización comunista de la vida.
¡Nada es imposible, todo se organiza!
En Gasteiz, 28 de marzo de 2020.
etxebizitzasindikatua@gmail.com
https://etxebizitzasindikatua.blogspot.com/
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