sábado, 23 de octubre de 2021

Alegría en Iruñea por el procesamiento de Martín Villa por delitos de lesa humanidad

One Dollar El Precio De La Vida (Documental Panamá)

 

 

Este brutal documental data de principios de esta decada y trata sobre la pobreza en los barrios marginales de Panama, los multifamiliares, la violencia, las drogas, contiene un contenido tan crudo que aparantemente fue prohibida en Panama(segun un comentario que lei en la red). 

Aparte de las drogas y la violencia, uno de los temas del filme es la musica, hasta ahora ha sido dificilisimo conseguir esta pelicula en la red por lo que decidi subirla a google video, la banda sonora de la pelicula tambien fue lanzada al mercado y nadie la ha subido a ningun lado, asi que la voy a poner tambien, esta excelente, muchos de los artistas en el soundtrack salen en la pelicula, el genero es reggae-rap panameño, el original reggae politico, violento, social, anti-sistematico, lejos de lo que ahora comercializan como reggaeton.

viernes, 22 de octubre de 2021

Recupera2 - Bafleak berreskuratu eta isunei aurre egiteko kontzertua Iruñean


 Chill Mafia, Parkepiedra, Txeto, El negro, NC, Chico roto, Kokoshca, Hofe&4:40, Moises no duerme, The Titanians, Melenas, Katanga dub, Guarimba, Young Zaratrusta & Rizos, Kimikari, Rolls pro eta Delakuria bezalako bakarlari eta taldeak.

martes, 12 de octubre de 2021

Absuelven al guardia civil que detuvo a una camarera porque no le gustó el café


La Audiencia de Nafarroa ha absuelto al agente de la Guardia Civil que detuvo a una camarera tras una discusión que se inició porque no le gustó el café que le sirvió en una estación de servicio de Legarda, en la autovía A-12 (Iruñea-Logroño).

Se trata de la segunda sentencia que la Audiencia navarra dicta por estos hechos, después de que el TSJN anulase la anterior, que condenaba al agente por «un delito cometido por funcionario público contra la libertad individual por imprudencia grave», aunque le absolvió del de «detención ilegal». El TSJN estimaba que la condena se produjo por un delito del que no se le acusó y ordenó que se repitiera el juicio.

En este nuevo juicio, la Audiencia navarra solo ha tenido en cuenta la acusación del delito de «detención ilegal» y vuelve a absolverle. En esta ocasión, no entran a valorar otros posibles delitos que no se vieron en la vista, por lo que no hay reproche legal alguno para el agente.

Café solo, largo y con hielo

Los hechos que se han juzgado tuvieron lugar en julio de 2019, cuando una pareja de la Guardia Civil acudió al bar de la estación de servicio de Legarda a tomar un café. El procesado pidió uno solo, largo y con hielos, pero no le gustó el modo en el que se lo sirvieron. En esos momentos, comenzó discusión. El agente reclamó la hoja de reclamaciones y exigió a la camarera que le entregase el DNI. Esta señaló que no lo tenía, pero se identificó con el carnet de conducir. El agente ordenó a la camarera que saliera del establecimiento y esta obedeció pero, según consta en la sentencia, «le habló de forma airada».

Los clientes también salieron del bar y «se generó un ambiente que el guardia consideró que podía alterar el orden», por lo que la detuvo y la trasladó al cuartel de Gares, quedando en libertad horas después, ya de madrugada.

La sentencia absolutoria considera que la detención fue adecuada porque aunque la actuación tuvo su origen en un incidente ajeno al servicio que desarrollaban los agentes, «fue con posterioridad, a la salida del establecimiento cuando por parte del acusado se apreció una conducta de desobediencia y alteración del orden público». Por ello, rechaza que fuera «una detención ilegal».

Este segunda sentencia de la Audiencia navarra también puede ser recurrida en el TSJN.

https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20211007/absuelven-al-guardia-civil-que-detuvo-a-una-camarera-porque-no-le-gusto-el-cafe 

lunes, 11 de octubre de 2021

X-PAIN IS PANIC


 

[Estado Francés] Adjudicación de atentado incendiario contra infraestructura de parque eléctrico

 


Traducción recibida el 23/09/2021:

¡Las hadas nunca serán eléctricas!

Desde la infancia somos tomados rehenes del mundo moderno, que presume de los méritos de la seguridad haciéndonos olvidar, gracias a una serie de promesas que paulatinamente no se cumplen, la significativa dosis de servidumbre que nos toca aceptar a cambio del progreso.

Mientras los horizontes que se cortan frente al avance de la civilización se hacen cada vez más cupos – con la devastación de los espacios salvajes, la creciente domesticación de la vida, la artificializacion de los seres – el mundo sigue su desenfrenada carrera, siempre más dependiente de las infraestructuras energéticas y de los productos que estas consumen y producen: petróleo, uranio, electricidad.

En el lapso de ni siquiera dos siglos, la producción de electricidad y la creciente electrificación de los espacios han continuado a expandirse hasta colonizar cada pequeña parte de nuestra vida.

Inicialmente, eran solo algunas empresas e industrias las que utilizaban la electricidad. La técnica se ha ido extendiendo gradualmente a usos domésticos. Hoy, en cada momento de nuestra vida diaria, llevamos y usamos una gama cada vez más impresionante de accesorios en nuestros bolsillos o en nuestras muñecas, que marcan cada momento de nuestra vida hasta el punto de hacer que su uso sea completamente normal.

Ya es evidente cómo una técnica que un tiempo fue marginal y reservada para algunos sectores industriales haya adquirido una dimensión exponencialmente extendida, imponiendo su reinado en pocas generaciones. Y si salir de la red digital parece ser un desafío cada vez más complejo de recoger, intentar escapar de un mundo en el cual todas las relaciones están disciplinadas por la electricidad lo es aún más.

Se delinea una sociedad que, aumentando su dependencia de la electricidad, corre el riesgo de no poder prescindir de su existencia organizativa. Han bastado aquellas mismas generaciones para perder el uso y el conocimiento de una serie de gestos y de prácticas, aumentando aún más el reino de la dependencia. Más allá de las comodidades, aquello que determina en nosotros el mundo eléctrico es sobre todo una experiencia de desposeimiento de nuestras elecciones y de nuestra autonomía. La mayor parte de nuestras experiencias de vida tienen lugar dentro de una realidad cada vez más normalizada.

Las infraestructuras eléctricas resultan, por tanto, ser las piedras miliares de aquello que, detrás de la apariencia de un mundo de progreso y de emancipación, es ante todo un sistema totalitario y mortal que la mayoría de las veces nos obliga, queramos o no, a avanzar en la dirección de su desarrollo.

La noche del 13 de julio del 2021 hemos golpeado, con una acción de sabotaje un importante transformador eléctrico en la cuenca de Aubenas, porque queríamos dirigir nuestra rabia contra todo aquello que el sistema eléctrico encarna y representa. Al mismo tiempo queríamos escapar con fuerza al chantaje ideológico que nos viene impuesto por la marcha del mundo tecno-industrial.

La crítica del mundo hodierno, para que venga recibida por el mayor número de personas, a menudo se niega a alterar radicalmente las condiciones de existencia.

Se dice, en el ámbito de su espacio doméstico, que a nivel individual es posible cuestionar un determinado uso de la electricidad, recurriendo a algunos ajustes para obtener, desde cierto punto de vista, más autonomía y autosuficiencia.

Volviéndose tan complicado, para la mayoría de las personas, imaginar un mundo sin electricidad, los «actos de resistencia» se traducen en modo técnico, en una imagen del mundo para el que están hechos. En lugar de interpelar el dominio tecnocientífico en su conjunto, se dejará seducir por la ilusoria posibilidad de reapropiarnos de fragmentos de un mundo que hace tiempo que ya no está pensado en relación con nuestras necesidades, sino que responde en primer lugar al desarrollo del reino de las máquinas.

La Revolución de los pequeños gestos cotidianos no se llevará a cabo. Esta es ya ahora reclamada por la mayoría al dominio y tiene la forma de una cortina de humo que destila la impresión de actuar. Esta sedicente Revolución nos parece una renuncia fundamental, la pérdida de la posibilidad de imaginar un mundo radicalmente otro, cuyas reglas no estén más dictadas por el imaginario científico e industrial. Nosotros deseamos seguir deseando y concebir un mundo en el cual el progreso técnico no sea más la única historia positiva que modela el advenir.

Si creemos en las posibilidades individuales, pensamos que es una lástima que estas vengan pacificadas a través de la sobreestimación de pequeños gestos cotidianos, traduciendo en práctica subversiva la elección de un jabón eco-responsable o de una ducha cronometrada en un piso moderno. La elección de encender o apagar la luz se asemeja cada vez más a las falsas posibilidades electorales, como si la crítica del mundo actual sólo pudiera hacerse dentro de un marco impuesto (sistema electoral, infraestructuras digitales…).

Quien hoy golpea a sabiendas aquello que tiene a que ver con los flujos indispensables del mundo contemporáneo viene sistemáticamente tratado como un secuestrador de numerosas vidas humanas.

Es curioso que la moral occidental de hoy, mientras continua sin pararse a fundarse sobre una serie de asesinatos masivos y de servidumbre individual (esclavitud, colonización), mientras considera a enteras poblaciones como conejillos de indias del nuclear (Polinesia, Argelia,…), mientras organiza una servidumbre de enormes proporciones sutilmente disfrazada de consumo, aun sabiendo sin pestañear que todo su nivel de vida es el fruto de la reducción en esclavitud de la vida y de otros seres humanos distantes de ella, trata de terroristas a los individuos que cuestionan el nivel de dependencia general respecto a las infraestructuras y a los flujos intocables y galvanizados de la mayor parte de las personas.

Atacando directamente las infraestructuras eléctricas, queremos erradicar la peste del chantaje con el cual este mundo nos arrincona. Según dicen los tecnócratas: ir contra el mundo moderno y beneficioso, significa culpar a los más débiles y dependientes del sistema.

Ya hemos tenido suficiente de delegar nuestra fuerza, nuestras habilidades y nuestra seguridad en un mundo que nos encierra, nos mantiene en dependencia y organiza la mayoría de las veces nuestro debilitamiento.

Al contrario de lo que puedan decir, el progreso no es un proyecto filantrópico.

En la era del capitalismo, los avances técnicos son sobre todo proyectos comerciales. El objetivo final no es ni ha sido nunca aquello de hacer felices a algunas personas o de contribuir al bienestar de otras. En este espejismo en el que vivimos, se hace todo lo posible para hacer invisibles las reglas de la economía y del Estado. Es más fácil aceptar el infierno si está empedrado de buenas intenciones.

Actualmente, con la construcción de infraestructuras que cada vez más nos encadenan a un proyecto de sociedad mortífera, venimos privados de la exploración de otras posibilidades de existencia.

Cuando todo y todos se encuentran atrapados en los segmentos de una misma realidad dominante, ya no es posible oponerse sin oponerse directamente a todo el sistema, así como a sus infraestructuras.

Si consideramos importante desvincularnos individualmente, la propia naturaleza de la red interconectada transformaría la posibilidad de una desconexión individual en un acto incompleto e insuficiente.

Atacar las infraestructuras es una garantía más consistente para hacer así que el mundo eléctrico deje de monopolizarnos e imponernos su reino de velocidad.

Desconectar este mundo eléctrico significa entonces revelar la inmensidad de aquello que toca y gobierna.

Desconectar este mundo eléctrico es tomar conciencia que cada vez es más difícil actuar y pensar autónomamente incluso fuera de su enchufe y también que cada vez es más importante hacerlo.

Desconectar este mundo eléctrico significa intentar crear una reacción en cadena, que golpee el conjunto de las infraestructuras y de cuanto funciona gracias a la electricidad (redes digitales, de comunicación, banca, estatales, industrias y empresas, infraestructuras militares y policiales…).

Desconectar este mundo eléctrico significa atacar el mito de la energía limpia que se esconde detrás del nuclear.

Desconectar este mundo eléctrico, es intentar dar un paso hacia lo desconocido.

Esa noche hemos entrado, a última hora, en el interior de un parque eléctrico cerca del municipio de La Chappelle Sous Aubenas en Ardèche. Después de perforar un gran agujero en la red, nos hemos colado en la infraestructura para atacarla en varios puntos. Varios incendios iniciamos dentro de los edificios que hemos abierto precedentemente. Tales edificios contenían generadores y baterías de repuesto que presumimos eran para utilizar en caso de daños al resto de la infraestructura.

También hemos dado fuego a varios contadores ubicados tanto alrededor como en el edificio central que creemos que albergaba un convertidor gigante.

Finalmente, después de levantar dos placas metálicas diferentes, hemos incendiado algunos cables eléctricos que serpenteaban entre las distintas instalaciones del lugar.

En total, 9 llamas iluminaban la noche en el momento de nuestra fuga.

Por lo que hemos podido comprobar, las ciudades y los pueblos circundantes no se han sumido en la oscuridad. Aunque el daño que imaginamos ha sido sustancial, con numerosos incendios establecidos en el sitio, el resto de la red eléctrica no parece haber sido afectada por el daño causado.

Esto no nos desanima en el deseo de continuar a atacar la sociedad eléctrica.

Saludamos a los autores del comunicado de Toulouse relativo al ataque a un transformador eléctrico. Las palabras de aquel texto han sabido tocar nuestros corazones y nuestras mentes.

Coraje a aquellos que todavía resisten a la aniquilación de la vida y de la libertad.

Un pensamiento especial para el compañero Boris, en coma.

Hoy más que nunca, en estos tiempos nauseabundos, preferimos el riesgo de hacer descarrilar la situación a la falsa paz de una mortífera comodidad.

Mejor la oscuridad de una noche sin neón, a la luminosidad de un camino hacia el abismo.

Para devolver la magia en nuestras vidas. Porque las hadas nunca serán eléctricas.

PD: ¡no olvidar apagar la luz antes de salir!

[trad. por Sansnom]

Fuente:
//ilrovescio.info/2021/09/23/francia-le-fate-non-saranno-mai-elettriche/

 

martes, 5 de octubre de 2021

Cifran en 330.000 las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia francesa desde 1950


Unas 216.000 personas sufrieron abusos sexuales por parte de curas o religiosos en el Estado francés desde 1950, según las conclusiones de la Comisión Independiente sobre Abuso de la Iglesia (Ciase), creada por la Conferencia Episcopal para analizar esa situación.

Si se suman los abusos provocados por laicos que trabajan en medios religiosos, catequesis o centros educativos católicos, el número se eleva a los 330.000, ha apuntado el presidente de esa comisión, Jean-Marc Sauvé.

Sus conclusiones muestran que la iglesia es el tercer lugar donde más abusos sexuales sobre menores se producen, por detrás de la familia o los círculos de amigos. «Estas cifras son más que preocupantes, son abrumadoras y de ninguna manera pueden quedar sin respuesta», ha comentado Sauvé.

Ha cifrado en entre 2.900 y 3.200 el número de abusadores «como mínimo».

«Crueldad»

La Iglesia católica manifestó «hasta principios de la década de 2000 una profunda indiferencia, e incluso crueldad, hacia las víctimas» de la pederastia, ha agregado Sauvé, quien asumió la presidencia de esta comisión independiente en 2018.

Desde 1950 hasta la década de 2000 «las víctimas no fueron creídas, escuchadas, se consideraba que habían contribuido más o menos a lo que les sucedió», ha explicado durante la presentación de las conclusiones de su trabajo ante el episcopado, las órdenes religiosas y representantes de asociaciones de víctimas.

La comisión ha denunciado que los abusos han tenido «carácter sistémico», y ha reclamado que la Iglesia católica reconozca su «responsabilidad» en lo sucedido, además de ofrecer una «reparación» financiera para todas las víctimas.

«Ustedes traen a las víctimas un reconocimiento institucional de toda la responsabilidad de la Iglesia, algo que los obispos y el Papa no han sido capaces de hacer hasta ahora», ha señalado François Devaux, cofundador de una asociación de víctimas.

«Vergüenza»

El presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Eric de Moulins-Beaufort, ha expresado su «vergüenza» y su «pavor» ante el contenido del informe. «Mi deseo hoy es pedirles perdón, perdón a cada una y a cada uno», antes de añadir que «a través de su informe hemos escuchado las voces de las víctimas, escuchado su número. Su voz nos conmociona, su número nos abruma. Sobrepasa lo que podríamos suponer».

«Qué decir, si no experimentar una vergüenza carnal, una vergüenza absoluta», ha señalado Véronique Margron, presidenta de Corref (Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia), quien ha expuesto su «dolor» frente a estos «crímenes masivos cometidos en la Iglesia».

Desde otoño de 2018

La Comisión fue creada en el otoño de 2018, está formada por 22 miembros, voluntarios, con habilidades multidisciplinares, y ha sido financiada por el episcopado y los institutos y congregaciones religiosas con 3 millones de euros.

Primero recogieron 6.500 llamadas o contactos de víctimas o familiares, y luego llevaron a cabo 250 largas audiencias o entrevistas de investigación. También se sumergieron en numerosos archivos de la Iglesia, los Ministerios de Justicia o Interior, la prensa ...

Los hechos casi siempre están prescritos por el tiempo, los perpetradores están muertos, lo que hace poco probable el recurso a la justicia. Los procedimientos canónicos son largos y poco transparentes.

El episcopado tomó medidas en la primavera, prometiendo no reparaciones sino un dispositivo de «aportes» económicos, pagados a las víctimas a partir de 2022.

Este informe también será analizado en Roma por el Papa Francisco, quien se reunió con algunos de los obispos franceses en setiembre.

https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20211005/cifran-en-330-000-las-victimas-de-abusos-sexuales-en-la-iglesia-francesa-desde-1950 

Los aparatos del Estado enviaron las cartas-bomba contra HB de 1989 y lo taparon después

 


Ocurrió a las 14.25 del 20 de setiembre de 1989. Un joven cartero llamado José Antonio Cardosa Morales metía una carta en el buzón del militante de la izquierda abertzale Ildefonso Salazar cuando la misiva explotó, causándole la muerte. No fue un hecho aislado: en esos meses al menos otras tres bombas similares fueron remitidas al abogado Iñigo Iruin o a los concejales de HB en Azpeitia, siendo interceptadas en el servicio de Correos. Llegado 2021, un nuevo dato apunta a la responsabilidad de los aparatos del Estado español, que además se protegieron a sí mismos después puesto que la autoría fue tapada por el Ministerio de Interior y el Cesid al máximo nivel.

La novedad viene publicada este martes en el diario ‘Abc’. Un libro de memorias del exjefe del Cesid Emilio Alonso Manglano refiere una reunión en diciembre de 1994 entre este y el que acababa de ser titular de Interior, Antoni Asunción.

Antoni Asunción, en su época de ministro.

En ella, Asunción (fallecido en 2016) le traslada con claridad que tras esas cartas-bomba de cinco años antes estaba el ministro de Interior en aquella época, José Luis Corcuera.

Según la transcripción literal de la conversación, recogida en un documento de 40 páginas al que ha tenido acceso ‘Abc’, el exministro le cuenta al jefe del espionaje que «Corcuera tiene algunas cosas, que yo sepa, el cartero este que murió, que le estalló la bomba». «Poca gente lo sabe, ese equipo funcionaba bien a esos niveles», añade luego. Y más adelante: «Esas son las cartas que enviaron ellos y un cartero, al doblar el paquete y meter las cartas en el buzón dobladas, estalló y murió».

Queda claro que el Cesid no hizo nada al respecto. Es más, en la transcripción de la reunión Alonso Manglano responde a Asunción –en tono «renqueante» según ‘Abc’–: «Lo que pasa es claro, tienes que pasar por alto... Y aunque te revuelva la conciencia, defender al Estado, defender la institución, pero es que, joder...»

Corcuera: «Como tantas que envió ETA»

Interpelado ahora por el diario español sobre el asunto, Corcuera (ministro de Interior desde 1988 a 1993) niega cualquier responsabilidad y se escuda en que aquella «era una carta como tantas que envió ETA».

Corcuera, ejerciendo de ministro del Interior en 1989.

Ello remite a la tesis oficial sobre el asunto. El Gobierno de la época intentó, aunque sin ningún éxito, sembrar la hipótesis de que era una acción de la organización armada vasca, que estaba usando el método de las cartas-bomba contra funcionarios de prisiones y demás objetivos. En Euskal Herria ya desde el primer momento quedó muy patente que se trataba de una acción de guerra sucia que intentaba replicar las acciones de ETA, bien a modo de venganza directa o para intentar crear contradicciones añadidas.

Por otro lado, tampoco es la primera vez que desde los aparatos del Estado salen voces que reconocen la autoría real de los atentados. El primero que señaló este caso fue el que en 1989 era director de la Guardia Civil, Luis Roldán. A su vuelta tras revelarse sus escándalos de corrupción y fugarse, en 1996, ya señaló al Gobierno español por esta campaña de bombas. No obstante, entonces su testimonio no fue tenido en cuenta y se le quitó importancia por las tensiones entre Roldán y el Ejecutivo. Como se aprecia con la nueva información, en realidad para aquel 1996 tanto el Ministerio del Interior como el Cesid ya tenían claro qué había ocurrido y lo estaban ocultando desde sus cúpulas.

Cardosa, la víctima; Salazar, el objetivo

El cartero Cardosa fue la víctima de esta trama de terrorismo de Estado que nunca ha sido investigada. Un joven de apenas 22 años, que era miembro del colectivo antimilitarista Kakitzat y participaba en la radio libre Zintzilik, según recoge la memoria compartida elaborada por el Ayuntamiento de Errenteria y Argituz.

José Antonio Cardosa, fallecido en la explosión. (Fondo Euskal Memoria)

El objetivo real de esta acción era el remitente de la carta: Ildefonso Salazar, un militante de la izquierda abertzale que había sido detenido cinco veces y por cuya denuncia de torturas había sido condenado el teniente de la Guardia Civil Fidel del Hoyo Cepeda. No obstante, el teniente fue promocionado a capitán y a comandante, en parte gracias a su pertenencia al círculo de confianza de Enrique Rodríguez Galindo en Intxaurrondo.

La muerte de Cardosa tuvo doble vertiente, explica un trabajo de Euskal Memoria. «Por un lado, un intento de venganza contra un ciudadano que había denunciado torturas en comisaría, por otro el intento de instrumentalización respecto a la autoría del atentado, en el que no solo participó el Gobierno español, sino que estuvo bien asistido por el ejecutivo autonómico y partidos firmantes del Pacto de Ajuria Enea como PNV, EA, EE y PSOE, entre otros. Tanto Madrid como Gasteiz insistieron en que había sido ETA la autora del envío, obviando que el destinatario del mismo era un conocido militante abertzale».

Las diligencias por los hechos de Errenteria quedaron sobreseídas de forma provisional en el año 2000. «Si la autoría del envío de la carta-bomba correspondía a la organización clandestina ETA, ¿por qué se dio la justicia española tanta celeridad en arrinconar las diligencias en un cajón de la Audiencia?», se pregunta Euskal Memoria.

El Juzgado de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional abrió el sumario 10/97 por los hechos, dictando auto de sobreseimiento provisional el 24 de octubre de 2000. El atentado que costó la vida a José Antonio Cardosa nunca fue reivindicado.

https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20211005/los-aparatos-del-estado-enviaron-las-cartas-bombas-contra-hb-de-1989-y-lo-taparon-despues