viernes, 28 de febrero de 2020

«El narco oasis vasco: Capos del narcotráfico y mafias policiales con impunidad política»





https://www.zintzilik.net/2020/02/23/el-narco-oasis-vasco/
A través de la historia de un bilbaino asociado a la mafia italiana de Nueva York, este libro nos presenta la foto de familia de los capos vascos del narcotráfico, narco-agentes y confidentes policiales que gozan de anonimato mediático, rodeados de una aureola de impunidad política y judicial. Asimismo, comprobaremos cómo, desde hace varias décadas, las redes gallegas del narcotráfico cuentan con una infraestructura estable en Euskal Herria y las organizaciones mafiosas han sacado provecho de una cierta permisividad institucional, cuando no connivencia, para perpetuarse en el liderazgo de la delincuencia organizada que opera en el Estado español. Mientras el foco mediático señalaba a Galicia y Andalucía como origen del tráfico de droga en Europa, Euskal Herria, sin abrir telediarios, protagonizaba récords en alijos, convirtiéndose en un enclave internacional estratégico. Así, mientras las viejas redes vascas del narcotráfico no acaban de morir por sus conexiones con los aparatos del Estado, las nuevas organizaciones no terminan de nacer y se diversifican, copando otros negocios lucrativos como los clubes de alterne, que hacen de nuestro país un pequeño oasis.
Partiendo de las investigaciones de Pepe Rei y los equipos de Egin, Ardi Beltza y Kalegorria, Ahoztar Zelaieta repasa hasta nuestros días los numerosos casos de políticos y agentes policiales investigados o condenados por su relación con el narcotráfico. Una historia de connivencia e impunidad. Bienvenidos al narco-oasis vasco.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Zaldibar, de prohibir vertederos en el pueblo a la crisis de la década

El vertedero de Zaldibar (Bizkaia) se derrumbó el 6 de febrero. Dos operarios desaparecieron sepultados, la autopista quedó cortada, los escombros se incendiaron y las nubes de humo tóxico se propagan desde entonces por las inmediaciones. El gobierno del PNV y PSE comparece hoy, presionada por la oposición, para dar cuentas sobre su gestión institucional.


Vertedero Zaldibar 1
Incendio en el vertedero de Zaldibar, en Bizkaia. Foto: Dani Blanco / ARGIA

Argia.eus

publicado
2020-02-18 09:18 
“La ausencia de información de los primeros días, y el goteo posterior, más que tranquilizar, aumentó la preocupación de los vecinos”. El pasado sábado 15 de febrero una multitudinaria manifestación salió a protestar en Eibar, Ermua y Zaldibar (pueblos limítrofes de Gipuzkoa y Bizkaia). “Queremos exigir a las instituciones información precisa y transparente, así como un plan de actuación concreto. Exigimos exámenes médicos a los vecinos en la mayor brevedad posible, y es imprescindible exigir responsabilidades a quien corresponda”, leyeron en el comunicado los vecinos del barrio de Eitzaga, entre aplausos de los manifestantes.

El ambiente era tenso en Zaldibar. Personas de todas las edades salieron a la calle ataviadas con mascarillas, no solo como símbolo, sino como protección del aire contaminado a causa de los incendios del vertedero, que el 6 de febrero desprendió 50.000 toneladas ladera abajo, sepultando a dos trabajadores, colapsando la autopista y generando un importante desastre ecológico y, posiblemente, la crisis política más grande de la década en el País Vasco.

El grito más repetido fue Zaldibar argitu! (Esclareced Zaldibar!, en traducción literal), pero en la manifestación no faltaron consignas reclamando la dimisión de Iñaki Arriola e Iñigo Urkullu, el consejero de Medio Ambiente y el presidente del Gobierno vasco, respectivamente. Pero antes de que seguir adelante con el relato, conviene que los hechos arranquen desde el principio.

Jueves 6 de febrero

Son poco más de las 16.00 horas. El teléfono de emergencias 112 empieza a sonar. Llaman sobre todo los conductores que circulan por la autopista A8. Explican que el monte se ha caído a la altura del municipio de Zaldibar (Bizkaia, a pocos kilómetros de Gipuzkoa), y ha cortado el tráfico en ambos sentidos. ¿Qué ha pasado? Los servicios de emergencia salen a toda velocidad y, en un principio, se informa de que seis personas que trabajan en el vertedero, que se ubica más arriba de la autopista, en una de las laderas del monte, se encuentran desaparecidas. Quizá algún coche también ha sido alcanzado por el salto de los escombros. Posteriormente, se informa de que varios de los trabajadores desaparecidos habían salido a tomar café, pero siguen faltando Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán.


Dos técnicos de Protección Civil coordinan el plan de salvamento y los trabajos se dividen en dos áreas: en la parte superior del vertedero, buscando a los trabajadores desaparecidos, y en la parte inferior, buscando si alguien ha quedado atrapado en algún coche con el salto de escombros a la autopista.
Entre las 20.30 y las 21 horas, llega al escenario del crimen el técnico de Osalan, el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales. Bomberos y agentes de la Ertzaintza, la Policía autonómica vasca, trabajan en las labores de rescate. El técnico de Osalan empieza a hablar con los trabajadores del vertedero, y se da cuenta de que hay amianto en él. Miles de toneladas. Los rescatadores llevan horas faenando sin estar ataviados con la ropa de protección del mineral asesino. ¿Cómo es posible que, durante horas, ni Protección Civil, ni la empresa, ni el Departamento de Medio Ambiente, hayan informado sobre el amianto acumulado en el vertedero? Gobierno vasco, a través del Departamento de Medio Ambiente, concede las licencias de los vertederos, pero hasta el momento nadie del ejecutivo de Iñigo Urkullu se ha responsabilizado de que bomberos y ertzainas atendieran una emergencia de tal calibre al descubierto.

Viernes 7 de febrero

Los trabajos se detuvieron a la una de la madrugada, debido al hallazgo de amianto. Y un día después del accidente, el escándalo empieza a tomar dimensiones. El diputado de Transportes de Bizkaia, Imanol Pradales, explica en Radio Euskadi que, tras una hora y media de parón, los equipos de rescate se han vestido con los equipos adecuados y han seguido trabajando durante toda la noche para liberar la vía de la autopista. Y lo consiguen. En la entrevista, se nota que es diputado de transportes: habla de su competencia—la autopista—, resta importancia a la aparición de amianto y desea que pronto aparezcan los dos trabajadores desaparecidos. El viernes por la mañana, miles de coches vuelven a circular por la autopista que conecta Bilbao y Donostia.


En el vertedero, arriba, el equipo de trabajo de rescate permanece parado durante 14 horas. La sociedad sigue sin recibir noticias, aunque sean malas. Mientras, en los despachos, los dirigentes políticos discuten si adelantar o no las elecciones. Los familiares de los dos trabajadores desaparecidos comienzan a alzar la voz, expresando su indignación en los medios de comunicación. El responsable del operativo inferior, es decir, de la autopista, es la Diputación de Bizkaia, y en concreto el Diputado de Transportes. Pero, ¿quién es el responsable del operativo superior? Nadie se da la cara.

José Ignacio Barinaga Eguia es el gestor de la empresa del vertedero, Verter Recycling 2002. En 2017, declararon 379.689 toneladas de amianto, 540.667 en 2018 y en 510.994 en 2019. La empresa, que recibió la autorización mendioambiental, está obligada a informar al Gobierno Vasco del material arrojado en Zaldibar. En la tarde del viernes, se reanudan las labores de rescate, pero a pocas horas vuelven a interrumpirse. Oscurece y la tierra es inestable. La tensión aumenta, son horas críticas para la supervivencia de los dos trabajadores sepultados. Los responsables del Gobierno Vasco siguen sin hacer acto de presencia. Los ciudadanos se despiertan al día siguiente con la siguiente noticia: en la noche del viernes se ha declarado un incendio en la parte alta del vertedero y los bomberos no pueden apagarlo.

El humo tóxico es arrastrado por el viento y los vecinos lo describen como fuerte olor a plástico quemado. En una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de 2015 se ha constatado que el vertedero recibió materiales peligrosos, al menos temporalmente, sin contar con autorización y sin notificación: bifenilos policlorados (PCB). Ekologistak Martxan anuncia que también podría haber lindano. Se hace público que, en 2017, el vertedero de Zaldibar acogió 2.000 toneladas de escoria de la incineradora Zabalgarbi de Bilbao. El incendio sigue y convierte al vertedero de Zaldibar en una incineradora al aire libre y sin filtros. Es un potente foco de contaminación.

Los ciudadanos se enteran de lo que ocurre gracias a las investigaciones de los medios de comunicación. Los fuegos pueden ser de tres tipos: de vuelo, de suelo o de subsuelo. Estos últimos son los más difíciles de apagar. Como si se tratara de una carbonera, el fuego subterráneo del vertedero encuentra acomodo y va quemando todo el entorno. Un fuego de estas características puede permanecer encendido durante meses. Después de pasar toda una semana combustiendo, queda por ver si con la lluvia que ha empezado esta semana se apaga, pero al mismo tiempo, hay riesgo de que los escombros cojan peso y se caigan otra vez ladera abajo.

Sábado 8 de febrero

La viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, sale a dar la cara. Intenta restar gravedad al accidente. Ese mismo día, el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, sube una foto a las redes sociales donde aparece sonriente en la cima del monte Anboto, como un sábado cualquiera. La oleada de críticas consiguen que a la noche, el portavoz del ejecutivo retire la foto. Empiezan a transmitir nerviosismo. 

Domingo 9 de febrero

El viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, sale a dar la cara. No consigue tranquilizar a la población. Hay muchas preguntas sin respuesta y las redes sociales se van cargando de presión. El hashtag #NonDagoUrkullu (¿Dónde está Urkullu?, en castellano) recoge cientos de mensajes. El humo sigue contaminando los pueblos de alrededores.


Lunes 10 de febrero

La indignación y la presión de muchos ciudadanos es máxima. Los siguientes en salir a la palestra son los consejeros de Medio Ambiente y la consejera de Seguridad, Iñaki Arriola y Estefanía Beltrán de Heredia, respectivamente. Sus caras son un poema. El primero es del PSE, la segunda el PNV. En el momento que terminan de dar explicaciones, el ejecutivo de Urkullu anuncia una rueda de prensa del lehendakari a las 16.00.

La expectación es máxima. Sale Iñigo Urkullu a hablar. En su intervención de 40 minutos no ha citado a Zaldibar. Anuncia que disuelve el Parlamento Vasco y que adelanta las elecciones. Cuando termina, el periodista de Gara Iñaki Iriondo le pregunta sobre Zaldibar, y todas las cámaras recogen la respuesta del lehendakari: “No acudiré a Zaldibar, no por lo menos por las campañas de Twitter. No me gustan las escenificaciones”. La bola se hace cada día más grande. Los familiares de los desaparecidos no se callan y hacen público su enfado.


Miércoles 12 de febrero

En dos días, Urkullu sometido a la presión, aparece en Zaldibar. El Gobierno Vasco está sumergido en una tormenta de críticas. Los medios de comunicación han publicado que el Departamento de Medio Ambiente inspeccionó el vertedero en junio de 2019 y, a pesar de encontrar “graves irregularidades” y darle la puntuación más baja, no sancionó la empresa. La viceconsejera dice que estaban “a punto de sancionarlo”. Mucha gente no se lo cree.


Viernes 14 de febrero

Llega el último escándalo de grandes dimensiones, cuando tras una semana entera afirmando que “la calidad del aire es buena”, el Departamento de Salud reconoce en una rueda de prensa de urgencia que la cantidad de dioxinas y furanos en las zonas afectadas es de entre 40 y 50 veces mayor que las admitidas. Recomienda a los vecinos que cierren ventanas y no hagan deporte en la calle. Se suspende el partido de fútbol entre el Eibar y la Real Sociedad, con todo lo que ello significa en términos comunicativos. Muchos se preguntan si es aceptable seguir trabajando en la calle.

Martes 18 de febrero

El tándem PNV-PSE ha iniciado de forma complicada la campaña electoral para el Parlamento vasco. Urkullu indicó que en un principio su objetivo era lograr la mayoría absoluta, pero el 5 de abril se verá cómo ha afectado la crisis política más grave que está sufriendo el gobierno de Urkullu en ocho años. Hoy, el lehendakari comparecerá en sede parlamentaria ante una oposición que le querrá saltar al cuello.

Al mismo tiempo, Urkullu disolvió el Parlamento con unas elecciones anticipadas, dejando a la oposición sin acceso a los datos sobre esta crisis. Asimismo, en la mesa técnica que gestiona la crisis están presentes los departamentos implicados del Gobierno vasco, así como los alcaldes de Zaldibar, Ermua y Eibar. Pero el alcalde de Elgeta denuncia que no ha sido invitado, pese a estar a 200 metros del vertedero. Él sería el único miembro de EH Bildu.

También hay quien denuncia la relación de dos miembros de la Mesa de Crisis de Zaldibar con el lobby de las incineradoras. Los partidos de la oposición en el Parlamento vasco han denunciado que el Gobierno no les informa y que están siguiendo los acontecimientos a través de la prensa.

En 1997, el Ayuntamiento de Zaldibar prohibió los vertederos en el municipio con los votos de Herri Batasuna, Grupo Independinte y un concejal del PNV que rompió la disciplina de partido. Votaron en contra el resto del PNV y el PSE. La lucha contra este proyecto viene de muy atrás y merecería un artículo aparte. Solo remarcar que el Ayuntamiento se comprometió a someterlo a referéndum con los mismos votos que aprobaron la moción que prohibía el proyecto, pero nunca organizó una consulta popular. En 2003, el Ayuntamiento de Zaldibar, en manos del PNV, volvió a la carga con el proyecto, y echaron atrás la prohibición de hacer más vertederos en el pueblo (PNV, PSE y Grupo Independiente a favor; Herri Batasuna en contra). Las actas municipales son dignas de lectura, las discusiones fueron muy tensas. En 2007, el alcalde del PNV, Igor Barrenetxea-Arando, le concedió las licencias de obras, y en 2011, con la izquierda abertzale aún ilegalizada  y a 16 días de perder la alcaldía, la alcaldesa del PNV Idoia Mendiolagarai le concedió al vertedero la licencia de actividad. A las dos semanas Bildu consiguió la mayoría absoluta en el pueblo.


En la manifestación del pasado sábado, la última persona en tomar la palabra fue Helene Alberdi, representante de los familiares de los trabajadores desaparecidos. “Gracias a las miles de personas que habéis venido hoy aquí, así como a todas las personas que habéis hecho llegar vuestro cariño y fuerza a lo largo de estos largos días. La verdad es que nos estamos sintiendo muy queridos, y eso es muy importante. Esperamos que gracias a esta presión se tome en serio el trabajo y podamos sacar a nuestros familiares de ahí cuanto antes. Gracias, de verdad”.

Una madre y un hijo, ya de avanzada edad, observan desde el otro lado de la autopista cómo trabajan las excavadoras a la altura del lugar del accidente. Son vecinos originarios de Galicia, que migraron hace 40 años a Ermua para trabajar. “Todo esto nos recuerda a lo que ocurrió con el petrolero Prestige. Allí también se produjo una desazón tremenda, ¿y qué hizo Rajoy? Primero quitarle importancia diciendo que eran hilos de plastilina, alejaron el barco de la costa, dieron pena, y al final por la mala gestión ensuciaron toda la costa. Creo que aquí está ocurriendo algo parecido”, concluyen y se alejan paso a paso.

https://www.elsaltodiario.com/residuos/zaldibar-prohibicion-vertederos-municipales-crisis-decada 

miércoles, 12 de febrero de 2020

Alberto Quintana y La Manada


Este es Alberto Quintana, el nazi que difundió la foto de la chica violada por La Manada.
Ademas añadió que era una zorra.
Se queja de que la condena podria arruinarle la vida y no quiere que se difunda su foto...

domingo, 9 de febrero de 2020

Nando Dixkontrol: Leyenda viva de la música electrónica

Nuevo montaje mediático en marcha en Altsasu: Medios españoles se inventan una agresión multitudinaria que la Guardia Civil niega


En la madrugada de Santa Ageda, cuando los Kintos del Altsasu celebran su día grande, se produjo un incidente que la propia Guardia Civil ha calificado como leve. Al parecer, y según el relato oficial, un grupo de jóvenes cruzaron unos contenedores en la calzada. Cuando la Guardia Civil se personó en el lugar y trató de identificar a 4 personas, un joven fue denunciado por agredir de forma leve a uno de los agentes. Los hechos no debieron de pasar a mayores. Y al parecer, el agente no presentaba lesiones de relevancia, aunque sí que indican que tuvo que ser atendido por personal sanitario y causó baja para el servicio del jueves a las doce del mediodía. A última hora de la tarde se ha sabido que un joven ha sido arrestado por este incidente.

Sin embargo, para La Razón se trata de un "Caso Altsasu II", y relata que se produjo una emboscada. "Los proetarras vuelven a agredir a la Guardia Civil en Alsasua", dicen en el titular de la noticia, publicando una fotografía en la que aparecen decenas de encapuchados. Según La Razón dos agentes "fueron acorralados por una veintena de individuos abertzales que les atacaron". El relato del periodista dice que la patrulla de la GC se encontró una barricada formada por contenedores y que cuando se dispusieron a retirarla aparecieron "los quintos", un grupo de unas 20 personas que comenzaron a tirarles objetos.  "Lo que no sabían (los agentes) es que se trataba de una “emboscada”, dicen en La Razón. Llegan a decir incluso que "se abalanzaron sobre uno de ellos a quien lograron tirar al suelo mientras le daban patadas en la espalda", algo que no cuadra para nada con la versión dada por la propia Guardia Civil en su nota oficial. La Razón ya adelanta que no se descartan detenciones.

Otros medios de comunicación españoles, como la COPE o ABC, se están haciendo eco de esta misma versión de lo ocurrido.

La propia Guardia Civil ha negado que los hechos se califiquen como "un intento de linchamiento". "No hay que restar importancia a que se ataque a un agente -explican desde el cuerpo-, pero este tipo de agresiones en días festivos ocurren por desgracia en toda España”, han publicado en La Vanguardia citando a la Guardia Civil.