Monólogo del escritor Quim Monzó que trajo enormes consecuencias en su momento. La Casa Real expresó su protesta oficial por las "opiniones ofensivas" vertidas contra la corona en el programa; se dio por hecho que la protesta se refería en particular al monólogo de Monzó, además de la imagen de la infanta Elena al fondo del decorado, que era habitual en el programa. Unos días más tarde de la tormenta política y periodística que causó la protesta real, Monzó iba a ser el invitado de "El peor programa de la semana" de Wyoming en La 2: la dirección de RTVE vetó el programa por contar con el polémico invitado y acabó por suprimirlo de la programación al negarse los responsables a renunciar a la presencia de Monzó. Ambos sucesos pusieron en tela de juicio la independencia de las televisiones públicas y especialmente dejaron en evidencia el poder de la corona sobre los medios de comunicación.
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