"Es el hermano pequeño de los chalecos amarillos," afirma Nicolas Framont, sociólogo y director de la revista Frustrations, sobre el nuevo movimiento que surge en Francia bajo el nombre de Bloquons tout (Bloqueemos todo). Las referencias al movimiento social que le torció el brazo a Emmanuel Macron en 2018 son frecuentes para definir la misteriosa convocatoria que amenaza con paralizar Francia el próximo 10 de septiembre, en protesta por las políticas de recortes sociales del presidente y su primer ministro, François Bayrou, que podría ser destituido por el Parlamento este lunes.
La convocatoria inicial surgió en una web antes del verano a raíz del anuncio del presupuesto de austeridad de Bayrou. "Fueron solo los iniciadores, pero no dirigen el movimiento, ya no se oye hablar de ellos", precisa Framont, que destaca el carácter autoorganizado de Bloquons tout! mediante grupos de Telegram y asambleas presenciales que se están celebrando en toda Francia.
Turi C., sindicalista queer de París, es uno de los participantes en el movimiento. "El viernes hay una asamblea de mi barrio, la idea es bloquear el periférico [la autovía de circunvalación de la capital] o las estaciones de tren", explica. En Montreuil (a las afueras de París), los impulsores son "ciudadanos de izquierda" que se conocen "de las brigadas de solidaridad popular de la pandemia y la movilización de 2023 contra la reforma de pensiones". También se ha celebrado una asamblea queer para preparar la movilización del día 10, un ejemplo de la transversalidad que está consiguiendo el movimiento.
Framont, que vive en una localidad de 30.000 habitantes cerca de Burdeos, destaca la importancia de que las protestas se extiendan a todo el país, como consiguieron los chalecos amarillos. "Los servicios de inteligencia dicen que el movimiento está por todas partes, en las ciudades, los pueblos… será determinante que no sea solo en París", asevera el sociólogo.
Parecidos y diferencias con los chalecos amarillos
Una investigación de la Fundación Jean Jaurès (cercana al Partido Socialista) sobre Bloquons tout! afirma que se trata de un movimiento "estructurado por simpatizantes de la izquierda radical", lo que le diferenciaría de los chalecos amarillos, protagonizado por sectores poco politizados de las zonas rurales y periurbanas. Framont desconfía del "sesgo político" del informe, que además se basa exclusivamente en el análisis de grupos de Telegram. "Es normal que allí estén los miembros más movilizados", afirma. El sociólogo considera que el movimiento "está más orientado hacia la izquierda que los chalecos amarillos pero no quiere decir que sea menos representativo", como sugiere la Fundación Jean Jaurès. "El día 10 es la prueba de fuego, veremos si de las capas más militantes llegamos a más sectores de la sociedad", reflexiona Turi C.
Acción directa para bloquear el país
Bloquons tout! también se parece a los chalecos amarillos en el tipo de acciones que planean para el 10 de septiembre, alejado del repertorio tradicional de los sindicatos y partido. "El punto en común es bloquear la producción para hacer daño a la patronal y al Gobierno. La acción directa, no simbólica", explica Framont, "es un movimiento muy creativo, en cada ciudad se proponen acciones distintas". Otras propuestas de acción son dejar de usar la tarjeta de crédito por un día o llenar el carrito en el supermercado, irse sin pagar y repartirlo entre personas que lo necesiten. También se está organizando una "fiesta de despedida" callejera para celebrar la probable destitución de Bayrou el próximo lunes.
"Estoy más acostumbrado a las huelgas y manifestaciones, pero llevamos años haciendo eso y no funciona", reflexiona Turi C., que también es miembro de la Confederación General del Trabajo (CGT). Todavía está fresco el recuerdo de las masivas movilizaciones sindicales de 2023, que aunque no consiguieron frenar el recorte de pensiones impulsado por el presidente francés sí sacudieron la estabilidad del Gobierno.
"Las manifestaciones y las huelgas son el campo de acción de los sindicatos y esto no sale de ellos", explica el activista parisino. Las centrales sindicales CGT y Sud han mostrado su simpatía por el movimiento y habrá huelgas sectoriales tanto el día 10 como el 18 de septiembre, pero por ahora no hay una convocatoria unitaria de huelga general. "El modo de funcionar de los sindicatos es más lento", explica Turi C.
¿Qué efecto político tendrá el movimiento?
"En los grupos de Telegram se habla mucho de subida de salarios, impuestos a los ricos y un cuestionamiento general de la clase política: que Macron se vaya y avanzar hacia un sistema más democrático. Son reivindicaciones de los chalecos amarillos que resurgen", relata Framont.
La previsible caída de Bayrou será una primera victoria para Bloquons tout!, según el sociólogo. "Este movimiento le ha dado tanto miedo a la clase política que ya ha obtenido una 'pre-victoria'. Cuando anunció el presupuesto, el centro, la derecha y la extrema derecha le apoyaron", mientras que ahora el primer ministro se ha quedado en minoría con su proyecto de recortar 44.000 millones de euros de gasto público, al que ha ligado su cargo mediante una moción de confianza parlamentaria.
Bloquons tout! es un movimiento apartidista pero las organizaciones políticas están muy pendientes del 10 de septiembre. El Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen no lo ha apoyado, al contrario que hizo con los chalecos amarillos, mientras que Jean-Luc Mélenchon se ha unido a la llamada a bloquear el país para conseguir la dimisión de Macron. Con unas encuestas que colocan a la ultraderecha en primera posición, la izquierda confía en la movilización para recuperar el terreno perdido, convirtiéndose en la principal alternativa al impopular Emmanuel Macron.
Mientras todas las miradas están puestas en la moción de confianza que puede acabar con Bayrou el día 8, quizá la novedad más importante de la política francesa se produzca fuera de la Asamblea Nacional, en las calles.
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