El 29 de mayo de 1937, las autoridades fascistas prohibieron
desde Donostia el uso del euskera. “Se denunciará a todo aquel que
infrinja lo dispuesto sobre la prohibición de hablar idiomas y dialectos
diferentes del castellano”, avisaron desde la capital de Gipuzkoa y
dejaron ya por sentado entonces la orden de que “Español, habla la
lengua del Imperio”.
Un año después de la orden de Donostia la Comandancia Militar del Sector
de Durango, el 30 de marzo de 1938, que decía lo siguiente: “Para su
debido cumplimiento en lo sucesivo, he de manifestar a Vd. que hasta
nueva orden recibida de mi Autoridad quedan prohibidos en los pueblos y
localidades de su jurisdicción militar los bailes públicos. (…) y debe
tener en cuenta que en las ‘Yglesias’ no debe permitirse la predicación
en vascuence”.
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