Cuando quieres juntar en un videoclip curas, monjas roba niños,
porno-enfermeras, ciclistas encapuchados, sedes socialistas, iglesias
malditas de Iker Jiménez, un E.T. y una banda terrorista, lo único que
puede pasar es que el director (Ramón Pérez-Lozana) pase la mayor
vergüenza de su vida y que E.T. acabe peor que Joselito ("el pequeño
ruiseñor"), vendiendo colchones usados en las barranquillas para
costearse su gramo diario.
El cura ha dejado los votos y montado la banda "The Barflies". Se le puede ver todos los días por la zona de bares de Oviedo.
Los
extras están experimentando sucesos paranormales: reciben unas diez
ofertas de trabajo al día. TODOS LOS DIAS. Sus abuelas han comenzado a
hacer el pino puente en el salón de casa.
Sor María, "La monja
roba niños" se les aparece a los miembros de Black Panthys Party cada
noche con una orden de arresto de la audiencia nacional en una mano y
una bandera de Euskal presoak en la otra.
Y como telediario y
realidad tienen que ver lo mismo que los cojones y comer trigo, al menos
tanta desgracia ha servido para que salga a la luz la verdadera
historia del cese definitivo de la actividad armada de E.T.A.
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