En su más tierna infancia, el niño P. Tinto tiene una revelación: su
propósito en la vida debe ser la procreación de una abundante
descendencia. Sueña con un montón de hijos que crezcan a su alrededor
sanos y fuertes. Quince años después, P. Tinto y Olivia, una mujer ciega
y tacaña, forman un hogar en un aislado valle por el que sólo pasa,
cada veinticinco años, el Expreso Pendular del Norte. Los P. Tinto
esperan ilusionados la llegada de los hijos, pero pasan los años y no
aparece nadie. Cincuenta años después, dos marcianitos, a los que se les
ha averiado el ovni, llegan al lugar, y los P. Tinto piensan que se
trata de sus hijos. Estos dos marcianitos deciden quedarse en la casa
donde tienen la comida y el techo asegurado. Al mismo tiempo, en el
lugar aparece Usillos, un chapuzas a domicilio que con la excusa de
arreglar unas baldosas comienza a causar estropicios, a la vez que se
obsesiona con cazar marcianos.
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