El martes (24-02-2015) llamó Ibon, visiblemente alterado. Han vuelto a robarle en la celda. Aunque no es la primera vez, hasta ahora ni siquiera habíamos mencionado este asunto, porque hemos priorizado la información relacionada con su estado de salud. Pero en este momento vemos la necesidad de ampliarla para describir el contexto tan hostil que vive Ibon en Alcalá-Meco. Como si fueran las puntas de un iceberg, estos hurtos nos indican la magnitud del calvario que padece a diario.
En los tres meses que lleva en Alcalá-Meco le han robado por lo menos 30 veces! El “modus operandi” siempre es el mismo. En Alcalá-Meco no cierran las celdas cuando los presos bajan a por el desayuno, la comida o la cena (no hay comedor en el módulo!). La celda de Ibon es la primera que se abre y la última que se cierra, de forma que Ibon es el primero en salir y el último en entrar. Su celda es la que más tiempo permanece abierta y cómo está sólo y además no ve, cada vez que sale de la celda se expone a que le roben. Su celda es también la que más lejos se encuentra de las duchas, y en consecuencia en los últimos 15 días sólo se ha duchado una vez. A veces algún otro preso le cuida la celda cuando tiene que salir, pero esto no siempre es posible.
Hace un mes le robaron los dientes postizos! Es decir, que aprovechándose de su enfermedad le roban sistemáticamente, necesiten o no el objeto robado. Galletas, zumos, calcetines, fruta y frutos secos, vale, jode, pero, ¿los dientes postizos? Hace un par de semanas se encontró a dos internos -mejor dicho, vio dos sombra moviéndose- dentro de su celda, robando claro, y a pesar de haberles pillado “in fraganti” no pudo hacer nada.
Ayer, le robaron de la celda prácticamente todo, la bombilla del flexo y el cable de la televisión incluidos. Y más que alterado estaba desesperado cuando llamó a nuestra madre. Imaginémoslo, medio ciego bajo la cutre luz de una cutre bombilla y sin poder encender la televisión que le es indispensable para informarse y entretenerse, ya que leer lo que es leer, no puede. Sólo, sin compañeros en los que apoyarse y enfermo grave en un contexto permanentemente hostil.
Hay un grupillo de dominicanos que le incordia a diario. Le ponen la bandera de España en la cara, le increpan para que la bese. Sufre insultos diarios de este grupo de dominicanos que funciona en base a quien sabe qué directrices e intereses, pero cuya rabiosa hispanofilia choca, cuando menos.
Amenazas y humillaciones que no se pueden mencionar en este escrito. Y aunque los carceleros conocen perfectamente esta realidad, no hacen nada para atarjala.
Este domingo pasado mismamente le pidió a un carcelero que le cerrara la celda mientras estaba de visita. A su término se dirigió a su celda, transportando la bandeja de bazofia ya fría, y cuando le pidió al carcelero que la abriera la puerta, este le respondió: “Pero si me has dicho tú que la cierre!”. Si claro, cerrarla mientras durara la visita para luego abrírsela para comer, porque, como hemos dicho, en el módulo 6 de Alcalá-Meco no hay comedor. Y le abrió la puerta, pero advirtiéndole que no iban a andar abriéndole y cerrándole la celda a su antojo.
Es decir, que en este momento, hay una persona que debería estar –como estaba- en régimen de prisión atenuada, y que permanece en un módulo corriente de una prisión que se encuentra a cientos de kilómetros de su casa, sin acceso al tratamiento médico que desea, que ha sufrido cuatro palizas en once meses y que ni siquiera tiene tranquilidad –y por lo tanto libertad- para salir a por el desayuno, la comida o la cena, a ducharse o al economato. Y esto en nombre de la ley y la justicia.
Ibon está ya al límite, ya no aguanta más la situación de acoso constante, de presión, sin dientes, sin comida, sin complementos vitamínicos, sin poder ducharse tranquilamente, sin luz suficiente, sin información, sin compañía, sin cariño… Ayer nos comunicó que de seguir así se iba a poner en huelga de hambre. Nuestra madre le dijo que esperara, que se arreglará, que aguante, que la huelga hambre le destrozaría… ¡Como si Ibon no lo supiera! Pero ¿qué va a hacer, cuando sus derechos más fundamentales se vulneran a diario hasta el punto de hacerle la existencia insufrible?
Pase lo que pase, la culpa ni la responsabilidad serán suyas, sino de aquellos que en vez de mandarlo a casa, han ordenado y permitido que sea encerrado, dispersado y trasladado de la enfermería de Navalcarnero a un módulo corriente en Alcalá-Meco, es decir, de los señores Angel Yuste y José Luis Castro, respectivamente. El primero, por utilizar la política penitenciaria como instrumento de venganza y poner la vida de Ibon en grave riesgo; y el segundo, por permitir que su calvario se prolongue, teniendo como tiene la solución de este problema en su mano.
Ante la gravedad de la situación hemos decidido poner en marcha una nueva campaña de cartas y telegramas solicitando que Ibon vuelva a casa cuanto antes.
Angel Yuste Castillejo
Dirección General de Instituciones Penitenciarias
c) Alcalá 38-40, 28014, Madrid
Jose Luis Castro Antonio
Juzgado de Menores y Vigilancia Penitenciaria
Luis Cabrera 9, 28002, Madrid
La dirección de Ibon es la siguiente:
Ibon Iparragirre Burgoa
C.P. Madrid II (Meco), Ctra. Alcalá-Meco, km. 4,5, 28805, Alcala de Henares, Madrid.
Ibon Es un buen hombre y no se merece el maltrato que esta recibiendo.
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