sábado, 15 de febrero de 2014

Cordyceps unilateralis

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El Cordyceps unilateralis es un hongo que tiene unas características muy especiales que muchos podrían considerar del campo de la ciencia-ficción. Sin embargo, es muy real. Este hongo toma el control de hormigas convirtiéndolas en hormigas-zombie para su propia reproducción.

Una vez que una hormiga aleatoria es infectada por el hongo, sus tejidos no vitales empiezan a consumirse. No se sabe todavía exactamente porqué pero el cerebro también se ve afectado, lo que produce un cambio de comportamiento de la hormiga que pasará a estar controlada por el hongo.

Las hormigas infectadas llevan a cabo su rutina normal hasta que pasado un tiempo empiezan a deambular hasta situarse en un lugar propicio en temperatura y humedad para la reproducción del Cordyceps unilateralis. A orden del hongo escalan el tallo de una planta y usan sus mandíbulas para fijarse a la misma con una fuerza fuera de lo común.

Claro que alguien se podría preguntar que relación tiene la hormiga con la reproducción del hongo. Pues bien, una vez que la hormiga ha sido situada en el lugar y contexto adecuado, el hongo mata a la hormiga y del cerebro de la hormiga brota directamente un nuevo hongo que lanzará nuevas esporas que infectarán a más hormigas, repitiéndose de nuevo todo el proceso.


 El capitalismo actúa de forma parecida. Se encarga de rebajar la resistencia de la sociedad para que pueda ser intoxicada y haga de huésped para la reproducción del sistema aunque esto pueda causar su opresión.

En última instancia, es la propia clase trabajadora la que cumple una función de esclavo feliz y la que asegura que el sistema permanezca. En periodos de crisis agudas esa esclavitud feliz se ve deteriorada por lo que el nivel de intoxicación tiene que ser mayor. Esto crea una convulsión con dos salidas; el aumento del miedo a la libertad, o el aumento de la lucha de contrarios.

La esencia del hongo no se puede cambiar. Necesita llevar hasta el final su proceso para poder reproducirse. De ahí que, sin lucha de contrarios y sin resistencia que neutralice la intoxicación no se puede construir un eco-sistema sin hormigas-zombie.

Moraleja:
El comportamiento para sí del oprimido no puede cambiar la esencia del opresor. El oprimido solo puede apretarse sus cadenas, ignorarlas o romperlas.

El equilibrio entre ofensiva, defensa, reforzamiento de posiciones, vulnerabilidad de los opuestos, atracción y confrontación es lo que abre paso. Por lo tanto, posturas que solo se concentren en uno de los apartados y descarten los demás hacen fracasar una apuesta de liberación.

Tensionamiento inteligente, firmeza ideológica y flexibidad táctica es lo que genera condiciones nuevas de avance

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