Decrecimiento, cámaras y acción
'Stop! Rodando el cambio' es el primer documental que se realiza en España abordando el decrecimiento, una corriente que advierte contra los perjuicios del desarrollo incontrolado y la explotación sin límite de los recursos naturales
Producido por La Semilla y próximamente disponible de forma gratuita en su página web, la idea del documental surgió hace dos años y ha permitido que su media docena de realizadoras recorrieran España y Francia en busca de alternativas prácticas y teóricas. En el mes que ha durado la grabación han visitado ecoaldeas como las de Matavenero o Valdepiélagos; viajado a Ibort y Aineto, dos pueblos cedidos legalmente en Huesca que autogestionan sus actividades; y descubierto fincas ecológicas como La Garma en Cantabria o Permablitz en Barcelona. Pero, además, en aproximadamente noventa minutos tienen tiempo de mostrar de primera mano los argumentos de algunos de los defensores más conocidos del decrecimiento, como el profesor de Ciencia Política Carlos Taibo, la periodista Esther Vivas, el profesor de Filosofía Jorge Riechmann o la antropóloga Yayo Herrero.
A camino entre la teoría y la teórica se encuentran también los activistas Florent Marcellesi y Enric Durán, entrevistados igualmente para el documental. El primero, investigador del partido ecologista EQUO, define ilustrativamente cuál es la motivación última del decrecimiento para ponerse en marcha: "El crecimiento infinito en un planeta finito es imposible". Aunque quizás, más que decrecimiento en singular, sería más acertado hablar de 'los decrecimientos', pues la obra muestra, ante todo, una visión plural de las diversas manifestaciones en las que aquél puede tomar forma. Por su parte, el catalán Enric Durán encarna hoy una de las mayores representaciones de la desobediencia civil en España y sus declaraciones denunciando la estrechez de la legalidad para emprender un cambio real son de las más enriquecedoras de este trabajo.*1
Proyecto
Con este documental presentado en forma de road-movie y formado por un equipo de mujeres, pretendemos mostrar una alternativa real y factible que puede hacerse tanto a nivel individual como colectivo. La corriente decrecentista agrupa a día de hoy diversas prácticas o formas de vida que muchas personas y colectivos ya están llevando a cabo. En el viaje mostraremos todas estas maneras de entender la vida , el consumo, el respeto por el medio ambiente, el trabajo, y el deseo y la necesidad latente de participar activamente en las tomas de decisiones tanto políticas como sociales que rigen nuestras vidas. Todas tienen algo en común: vivimos en el mismo planeta, y este planeta es finito.
Comenzaremos nuestro viaje en furgoneta por España, seguido de Portugal y Francia. Para acercar al espectador las prácticas decrecentistas recorreremos desde ciudades hasta ecoaldeas y pueblos en transición en busca de modos de vida alternativos y conociendo de cerca a esas personas que ya están llevando a cabo el cambio. Para ello contaremos, además, con la opinión de expertos y teóricos que nos hablarán de la necesidad de un modelo alternativo que beneficie a todas las personas.
Ofreceremos al espectador una visión diferente de entender la sociedad, dando otras opciones al modo de vida imperante.
¿POR QUÉ REALIZAR ESTE DOCUMENTAL?
Si paramos y observamos a nuestro alrededor comprenderemos la importancia que tiene el hecho de llevar a cabo un cambio. Un cambio no sólo social, económico o político, sino en primer lugar un cambio de mentalidad, una necesaria concienciación masiva.
Este crecimiento económico es insostenible. Los recursos naturales son limitados y nuestro crecimiento está siendo tal que está superando los niveles naturales de bioproductividad de la tierra.
El crecimiento genera agresiones medioambientales irreparables, además
de concebir el trabajo por dinero, para luego generar necesidades
obsesivas de consumo, adentrándonos en una rueda insostenible que dentro
de poco caerá por su propio peso.
Por ello, el decrecimiento plantea una serie alternativas totalmente viables para disminuir o eliminar todas las prácticas perjudiciales para el ecosistema, y también para eliminar esa concepción del modelo de vida esclavo imperante en nuestra sociedad.
El decrecimiento implica la autosuficiencia y la simplicidad voluntaria, un rechazo profundo al consumo irracional. Si no decrecemos voluntariamente tendremos que hacerlo de manera obligatoria debido a la carestía de energías y el cambio climático que viene dado por el capitalismo global. Como propuesta alternativa el decrecimiento plantea: la simplicidad voluntaria, la defensa del ocio frente al trabajo bajo el lema de “ trabajar menos, para trabajar todos”, el triunfo de la vida social frente a la propiedad privada y el consumo, más oferta de servicios sociales y menos venta de productos poco duraderos, relocalizar el mercado, darle vida a las PYMES, recuperar el tiempo como tal y no como herramienta para ser productivo y eficaz, redistribuir la renta y establecer un máximo y un mínimo de ingresos.
Según Serge Latouche, se puede resumir las propuestas decrecentistas en ocho palabras, todas empiezan por “re”; revaluar, reconceptualizar, reestructurar, relocalizar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar. En contra posición del “sobre” impuesto en las sociedades capitalistas: sobreactividad, sobreproducción, sobreabundancia, sobreconsumo, sobreendeudamiento, sobreequipamiento, etc Para Gandhi la cima de la civilización no la determinaba el designio de poseer, de acumular, cada vez más, sino el de reducir y limitar las necesidades.*2
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