En la comparecencia para anunciar la proposición contra la Ley Mordaza,
el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu recordó que 24 personas (23 según
otras estimaciones) han muerto en el Estado español desde la muerte de
Franco a causa de pelotazos policiales. Evidenció con ello una realidad
ocultada durante décadas, incluso después del
exhaustivo informe del colectivo Stop Bales de Goma que está anexo a esta información.
Los datos son innegables. A los casos producidos en Euskal Herria en
estas décadas (desde José Luis Aristizabal Lasa, de 20 años, en 1977 a
Iñigo Cabacas, de 28, en 2012) se le suman otros producidos en Parla
(Madrid), Cartagena, Valencia, Overa (Almería), Barcelona en el
transcurso de una Diada... Sin olvidar que fue el lanzamiento de pelotas de goma lo que desencadenó la tragedia del Tarajal, con catorce o quince inmigrantes ahogados.
No se trata de casos propios exclusivamente del convulso periodo de
la llamada Transición, sino que en este siglo XXI el informe de Stop
Balas de Goma detalló hasta 40 casos de lesiones graves.
La proposición de ley llevada ahora al Congreso por seis grupos
contempla sustituir ese material por otro menos lesivo, con lo que las
pelotas de goma pasarían a la historia –triste historia–, como ya
ocurrió en Euskal Herria tras la muerte de Cabacas.
Cabe recordar en este contexto, no obstante, que en 2021 el consejero
de Lakua Josu Erkoreka admitió que los «beltzas» de la Ertzaintza
seguían entrenándose con ese material por si «hubiera que usarlo como
recurso de ‘ultima ratio’ en incidentes», según recogió esta información de Iñaki Iriondo.
Al otro lado del Bidasoa la misma realidad se hizo evidente en el caso de Lola Villabriga, gravemente herida por un pelotazo en una movilización en Biarritz.
En Euskal Herria y Catalunya hay consenso claro contra este material,
pero en el Estado español los sindicatos policiales ya se están
movilizando para tratar de impedir que las pelotas de goma desaparezcan.
Amenaza de «cuerpo a cuerpo»
Así, Ibón Domínguez, portavoz de Justicia Policial (Jupol), ha
mostrado su «absoluto rechazo y repulsa» a la modificación de la norma
del Gobierno Rajoy, alegando que acarreará «la pérdida total del
principio de autoridad».
En declaraciones a EFE, Domínguez considera un «despropósito» la
prohibición de utilizar pelotas de goma, ya que éstas sólo se utilizan
en «manifestaciones violentas», y ha vaticinado incluso un «incremento
de lesiones» tanto de los manifestantes como de los policías porque
«sólo se va a poder usar la defensa en el cuerpo a cuerpo».
Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) afirman que la
restricción del uso de material antidisturbios «ya gozaba de una norma
en cuanto a las situaciones, proporcionalidad y su correcto empleo», por
lo que ve en ella «un palo más en la rueda de la seguridad pública y el
mantenimiento del orden».
En la Guardia Civil, el cuerpo que más ha usado estos proyectiles
entre 2000 y 2020 según el informe de Stop Balas de Goma, Jucil ha dicho
que la reforma «pone en peligro la vida de los agentes de la Guardia
Civil y la Policía Nacional al desarmarlos».
En este contexto, no ha pasado desapercibido lo ocurrido este viernes
en Murcia, donde la Policía española ha cargado con pelotas de goma
contra una movilización estudiantil en la que participaban menores.
https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20241005/24-muertos-por-pelotazos-policiales-la-realidad-ocultada-que-crispa-a-jupol-y-esteve