Droga es cualquier sustancia que una vez introducida en el organismo, produce efectos sobre el sistema nervioso central.
Las hay legales como los fármacos, el alcohol y el tabaco, también ilegales como el LSD, la Coca y el MDMA.
Desde pequeñxs comenzamos a drogarnos con “drogas blandas” como el Cacao y Cafeína. A medida que crecemos, también crece el abanico de las drogas que consumimos.
Todxs somos yonkis!
Apoyen, no castiguen!
Basta de reafirmarse señalando la droga de los demás. Por que si le preguntas al fumador, te dirá que el no se droga, que el tabaco le ayuda a reducir su ansiedad y que lo hace muy de vez en cuando. Que los que se drogan realmente son los porretas. Esos vagos de mierda que no sirven para nada.
Luego vas donde el porreta y le preguntas si se droga, te dirá que no. Que el porrito solo se lo fuma antes de dormir o de chill con sus amigxs, pero que eso no es droga, que los drogadictxs de verdad son los que esnifan.
Luego te vas donde el que esnifa coca, y le preguntas si se droga. Te dirá que no, que la coca la usa solo los fines de semana, igual una vez al mes cuando se va de fiesta. pero que controla, que la usa solo para poder seguir bebiendo, por que claro, el alcohol no es droga, no?… Seguramente te dirá que él no es un yonki, que lxs yonkis de verdad son los que se chutan.
Y cuando llegas donde lxs que se chutan te das cuenta que la sustancia que se inyectan no es lo que los convierte en yonkis. Lo que convierte en yonkis a las personas que se chutan es el estigma social con el que tienen que cargar. Es el contexto de preKariedad extrema en el que se encuentran. Es la falta de oportunidades y la caída del CIStema. Es la excusa perfecta para que ustedes puedan consumir sus drogas, pero no ser yonkis.
Por eso para nosotrxs, lxs drogofilxs, la regularización de las drogas no es parte del problema, si no parte de la solución.
Gracias al equipo de reducción de daños (RD) y reducción de riesgos (RDR) en el consumo de drogas por su hermosa labor. La lucha continúa.
La Compañía de Jesús publicó una investigación interna para “rendir cuentas del pasado y pedir perdón”
.
La
Compañía de Jesús ha identificado 81 casos de menores de edad y 37 de
adultos que fueron víctimas de abusos sexuales en España por parte de 96
religiosos de esta orden, la mayoría en colegios y entidades educativas, entre 1927 y 2020.
Según el documento “Informe sobre los abusos cometidos por religiosos jesuitas en las provincias españolas”, publicado hoy, en el 20 % de los casos hubo abusos con reincidencia, y en el resto solo consta una denuncia.
De los acusados de abusos sufridos por menores, 48 ya fallecieron y 17 siguen vivos, de los que cuatro ya no son jesuitas y los otros 13 están apartados del contacto con menores,cumplen sanciones o están esperando resolución de procesos canónicos o civiles.
Respecto a los 31 jesuitas acusados de abusar de adultos, ocho siguen vivos y 23 murieron.
“En la mayoría de los casos solo hay una víctima”, explicó el responsable de Comunicación de la orden, José M. Rodríguez Olaizola, y se observa “una especial vinculación al ámbito educativo, la mayoría de los abusos surgen en colegios o vinculados a colegios”.
Los jesuitas publican esta investigación interna para “rendir cuentas del pasado y pedir perdón”, aseguró el padre Antonio España durante
la presentación del Sistema de Entorno Seguro de la Compañía de Jesús
para la sensibilización, intervención y prevención de los abusos en sus
instituciones.
“Queremos aprender a pedir perdón a las víctimas y a la
sociedad por los abusos, por la cultura del silencio, por no afrontar
directa y limpiamente los hechos; queremos tener presente a las personas
que sufren esa herida y tratar de no redoblar su dolor”, añadió España.
En el informe se pueden ver los casos década a década, pero no se recogen los nombres de los jesuitas implicados ni de las víctimas, como han pedido la mayoría de ellas.
La Compañía de Jesús creó en 2019 la figura de Responsable de Entorno en todos los sectores de la institución, educativo, social, universidad y pastoral, y un buzón de recogida de denuncias: “proteccion@jesuitas.es”.
“Estamos aprendiendo a dar respuesta a estas personas, siendo
ahora conscientes de cómo una intervención insuficiente, bien desde la
ignorancia o la incomprensión, a veces por miedo, ha podido
revictimizarles y crearles más dolor”, comentó Susana Pradera, encargada de presentar la iniciativa de entornos seguros.
Hace un año alguien hizo la siguiente pregunta en
Reddit: “Si la energía cinética se convierte en energía térmica, ¿Cómo
de fuerte tengo que abofetear un pollo para que se cocine? La cuestión
pasó desapercibida durante un tiempo, pero recientemente se ha
convertido en el centro de un debate épico.
No
es la primera vez que la gente se hace preguntas estúpidas en internet,
pero hasta de las preguntas más estúpidas se pueden aprender cosas,
sobre todo si nos conducen a exóticos cálculos de termodinámica. Si no
fuera por este tipo de cuestiones no sabríamos cuánto pesa el martillo
de Thor, o a cuántas personas tendríamos que matar si tuviéramos la
exótica ocurrencia de hacernos una espada con su sangre (pista: a
muchas).
Tras varias respuestas
tentativas, el físico Parker Ormonde realizó los cálculos necesarios
para contestar a la pregunta que nos ocupa hoy. Esta es la explicación
que ofreció vía Facebook:
La
fórmula para convertir energía cinética en energía térmica es
1/2mv2=mcT. La mano de un ser humano pesa de media 400 gramos, mientras
que una bofetada normal se ejecuta a una velocidad de 11 metros por
segundo. Un pollo crudo para asar suele pesar en torno a un kilo y tiene
una capacidad calorífica específica de 2.720 julios por kilo. Asumamos
que para que se ase hay que elevar su temperatura a205 grados Celsius, y que partimos de una temperatura de cero grados Celsius...
Tras
aplicar los correspondientes cálculos y conversiones, Ormonde concluyó
que para cocinar un pollo a bofetadas deberíamos de ejecutar una única
bofetada a una velocidad de 1.665 metros por segundo (unos 5.996
kilómetros por hora).
La
solución, por supuesto, no fue del gusto de todos. Pronto surgió una
objeción muy lógica: Asumiendo que podamos abofetear un pollo crudo a
esa velocidad, no solo lo cocinaríamos, sino que desintegraríamos
completamente su estructura en forma de una violenta explosión. Util
para hacer croquetas, pero no tan útil para preparar pollo asado. Eso
por no mencionar que si hablamos de un humano normal, el impacto
probablemente también nos desintegraría la mano y no podríamos amasar
las croquetas con el muñón. La solución es demasiado engorrosa. El
artista Aden se encargó de visualizar la solución (y los problemas que
causa) en esta conveniente simulación.
La
alternativa más razonable es abofetear repetidamente al pollo hasta
incrementar su temperatura sin desatar explosiones. Lamentablemente, la
energía calorífica que se obtiene mediante una bofetada es pequeña, y lo
que es peor, el tiempo que tardamos entre una bofetada y otra se
traduce en un ligero enfriamiento. Osmonde estima que una bofetada
produce alrededor de 0,0089 grados Celsius, por lo que haría falta
abofetear ininterrumpidamente al pollo una media de 23.034 veces (algo
más si te gusta tostadito).
Una posible
solución sería fabricar una máquina de abofetear pollos, y eso es
precisamente lo que hizo el youtuber Louis Weisz. Su notable creación
alimentada por un motor de gasolina logró elevar ligeramente la
temperatura del pollo, pero acabó por romper el capón de una forma que
sin duda Alberto Chicote no aprobaría en absoluto. El vídeo del
experimento, no obstante, es fantástico.
Lo
peor del asunto es que la cuestión ni siquiera es nueva. En 1987, un
equipo de científicos de la Universidad de Ohio que suponemos tenía
mucho tiempo libre se hizo la misma pregunta. En lugar de un pollo, los
físicos se plantearon la cuestión con un enorme pavo. Intrigados lo
subieron a un décimo piso y lo arrojaron contra el asfalto, proceso que
repitieron 72 veces en seis horas. Extrapolando los cambios de
temperatura experimentados en el pavo, su estudio concluye
que sería necesario arrojar el pavo durante 46 horas seguidas para
lograr una cierta cocción. Probablemente sigue siendo mejor solución el horno. [IFL Science]
El 4º capítulo de la webserie Galdutako Objektuak,
realizada con el material extra de la película "Non dago Mikel?",
recuerda la operación policial con la que el Gobierno español dio
respuesta a la tregua decretada por ETA y que a la postre pondría fin a
décadas de lucha armada.
Guardia Civil y Policía española, mano a
mano, detenían a 10 personas en dos operaciones distintas pero
coordinadas contra militantes políticos de la Izquierda Abertzale y
miembros del medio digital Apurtu.org. La Guardia Civil acusaba a 6
personas de querer recomponer la estructura de Ekin, y la Policía
española imputaba a las otras 4 de formar parte del "aparato de
propaganda de Askatasuna" a traves de Apurtu.org.
Todas ellas fueron incomunicadas, y de
las 6 personas arrestadas por la Guardia Civil, 5 denunciaron haber
sufrido graves torturas. Posteriormente, 6 personas resultarían
encarceladas para ser liberadas un año y medio después.
Aztnugal, un grito contra la tortura desde dependencias policiales
En 2016, Jon Patxi Arratibel y 4 personas
más detenidas en aquella operación policial del 2011 fueron juzgadas en
la Audiencia Nacional. "Aztnugal", el grito de auxilio contra la
tortura pronunciado por Arratibel durante la incomunicación, fue clave
para denunciar un proceso judicial que como otros tantos, tenía como
base las declaraciones de los detenidos en sede policial durante el
periodo de incomunicación.
Arratibel firmó su declaración ante la
Guardia Civil con esta palabra, que es "Laguntza" (ayuda) al reves.
Aztnugal se convirtió a partir de entonces en un slogan para denunciar
la tortura, y fueron numerosas las iniciativas que bajo ese lema se
desarrollaron en contra de la tortura. Eso dio pié a la persecución por
parte de la Policía y la Guardia Civil de los murales que en numerosos
puntos de Nafarroa se realizaron para denunciar el juicio contra
Arratibel y el resto de acusados.
En la primera sesión del juicio en la
Audiencia Nacional española, la Fiscalía propuso un trato a las abogadas
de la defensa por el cual los acusados, entre ellos Jon Patxi
Arratibel, tenían que declararse culpables de colaboración con ETA y
asumir una pena de dos años de prisión para evitar el juicio y que la
condena fuera probablemente superior. Los 5 navarros enjuiciados
aceptaron el trato para evitar tener que volver a ingresar en la cárcel
no sin denunciar la indefensión de la ciudadanía vasca ante un tribunal
como la Audiencia Nacional, que de nuevo aceptaba las declaraciones
policiales arrancadas bajo torturas como prueba en un proceso judicial.
Sentencias condenatorias de Tribunal de Estrasburgo
La operación policial de 2011 fue
dirigida por el ahora Ministro de Interior Fernando Grande Marlaska, que
en aquel momento ejercía como juez en la Audiencia Nacional. A pesar de
los testimonios de tortura que escuchó por parte de las personas
detenidas por la Guardia Civil, no investigó sus denuncias y dio plena
validez a estas declaraciones realizadas en sede policial.
En 2015, el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH) condenó a España por no haber investigado debidamente la
denuncia de torturas de Jon Patxi Arratibel, y en 2016 hizo lo propio a
consecuencia de la denuncia realizada por Xabier Beortegi, otro de los
arrestados en aquella operación. El próximo martes se conocerá un nuevo
doctamen del TEDH, en este caso por la denuncia presentada por Iñigo
Gonzalez, otro de los detenidos aquel 18 de enero del 2011. Si se
confirma esta nueva sentencia condenatoria, sería la 9º ocasión en la
que Estrasburgo da un tirón de orejas al Estado español por no
investigar las denuncias de torturas a ciudadanos vascos. Y ya son 6 los
casos en los que la operación policial era dirigida por el ministro
Fernando Grande Marlaska.
Apurtu.org y Ateak Ireki, cierres judiciales sin garantías
La operación policial de enero del 2011
significó el cierre del medio digital Apurtu.org, medio de expresión en
las redes de las iniciativas y los colectivos antirrepresivos de
Nafarroa. Tras una campaña de intoxicación y criminalización por parte
de un medio de comunicación español y a partir de una denuncia falsa de
un periodista de la ultraderecha, la Policía española procedió a la
detención de sus miembros y colaboradores, y la Audiencia Nacional
decretó su cierre argumentando que era un canal de propaganda de ETA.
Días después, un grupo de periodistas
navarros dieron un paso al frente en favor de la libertad de información
y apoyaron la creación de Ateak Ireki, un medio que cubriría el espacio
de Apurtu.org hasta que en septiembre de 2013, en el marco de la
operación policial contra Herrira, fuera también clausurado por orden de
la Audiencia Nacional bajo la acusación de que era una sucesora de
Apurtu.org.
Se da la circunstancia de que semanas
después, en diciembre de ese mismo año, la propia Audiencia Nacional
archivó la causa judicial contra Apurtu.org, dejando todavía más en
evidencia el impulso censor carente de rigor jurídico del tribunal
español. Estos cierres dieron paso a la creación , poco después, de
Ahotsa.info.
Uno de los cinco jóvenes que fueron detenidos tras la actuación de la
Policía local en el gaztetxe de Gasteiz el 1 de enero de 2010 ha sido
condenado a tres años y nueve meses de cárcel, según informa Hala Bedi.
Los hechos tuvieron lugar a primera hora de la mañana del 1 de enero, cuando varios agentes de la Policía Municipal se personaron en el gaztetxe tras
recibir quejas de vecinos a causa del ruido. Como consecuencia de la
actuación policial, fueron detenidas cinco personas, acusadas de un
delito de atentado y resistencia grave a la autoridad. Cuatro de ellas
quedaron en libertad a las pocas horas mientras que un quinto joven fue
puesto a disposición judicial y encarcelado, al pesar sobre él una orden
judicial de detención e ingreso en prisión por otro «atentado» contra
agentes de la autoridad. Permaneció un año en prisión.
A los cuatro que quedaron en libertad les impusieron penas de
casi 10.000 euros en total en julio pasado. El quinto acusado ha llegado
a un acuerdo con la Fiscalía por el que ha sido condenado a tres años y
nueve meses de prisión por «atentado a la autoridad», por lo que deberá
ingresar en la cárcel.
Tras los incidentes los integrantes del gaztetxe desmintieron la versión del Gobierno municipal,
que sostuvo que una patrulla de la Policía Local fue «retenida» en el
interior de la casa autogestionada. Denunciaron que dentro del gaztetxe
«no hubo ningún tipo de resistencia más allá de intentar evitar los
golpes y agresiones de la Policía».
Se calcula que la caza de brujas en Escocia terminó con la vida de de
2.558 personas entre los años 1563 y 1736. Hoy, siglos después, la
plataforma Witches of Scotland (Brujas de Escocia), busca el
reconocimiento nacional para ellas y que se les pida perdón.
En 1563, entró en vigor en Escocia la Ley de Brujería y se mantuvo
vigente hasta 1736. Durante este tiempo, la brujería fue un crimen
capital y los condenados (los citados 2.558) fueron estrangulados hasta
la muerte y luego quemados en la hoguera para no dejar ningún cuerpo
para enterrar. Y es que el diablo podría ayudarlas a volver a la vida,
por lo que había que deshacerse del cuerpo.
Se estima que durante ese periodo un total de 3.837 personas fueron
acusadas de brujería en el norte de la isla. La gran mayoría de ellas,
un 84% según un estudio de la Universidad de Edimburgo, eran mujeres y
fueron ejecutadas durante el mandato de Jacobo I de Inglaterra y VI de
Escocia (1567-1625).
La abogada Claire Mitchell y la escritora Zoe Venditozzi son dos de
las promotoras de la iniciativa que exige memoria para todas aquellas
víctimas. «Cuando se les acusaba de brujería, se encerraba a las
personas en espera de juicio y se las torturaba para que confesaran. La
privación del sueño solía ser una forma de tortura en Escocia», explican
en su último podcast.
Además de ello, ha quedado documentado que les pinchaban la piel a la
espera de que sangrasen y las desnudaban «en busca de marcas de
brujería».
Las acusaciones iban muchas veces ligadas a salidas nocturnas para
«bailar con el diablo» o «tener relaciones sexuales con él», cuenta
Mitchell. Las culpables eran ejecutadas y las «medio culpables»,
desterradas.
Uno de los episodios más conocidos fue el protagonizado por el rey
Jacobo en los juicios de Brujas de la ahora turística North Berwick,
donde una de las acusaciones fue que se había utilizado la brujería para
crear tormentas y causar una mala navegación al barco del propio
monarca a través del océano, cuando volvía de Dinamarca. 70 personas
fueron condenadas y ejecutadas.
La caza de brujas duró hasta 1736. Entonces se reconoció que la
ejecución de personas por brujería «estaba mal» y la ley se cambió por
la de «fingida brujería», pasando a tener una pena máxima de un año de
prisión.
Ahora, casi tres siglos después, Witches of Scotland desea «llevar
toda la justicia póstuma que podamos a aquellos que fueron acusados y
juzgados como brujas de manera tan cruel e injusta». Así, a la disculpa y
al perdón por parte de las autoridades, esperan añadir un monumento
nacional.
Hay pequeños monumentos en algunos lugares de Escocia, como el pozo
de las brujas en Edimburgo, un pequeño recordatorio a las afueras del
castillo de la capital escocesa que pasa desapercibido para los miles de
turistas que se acercan a diario y en el que se ejecutaron a unas 300
mujeres. Pero no un gran monumento nacional. «Hay estatuas de hombres,
caballos, de un oso que hizo grandes cosas durante la Segunda Guerra
Mundial… No hay de mujeres. No solo de ellas, de ninguna mujer que haya
hecho grandes cosas», subraya Mitchell.
Las brujas, la cerveza y el mundo para hombres
Los signos que a través de cuentos, dibujos o películas tanto hemos
asociado a las brujas (palos de escoba, calderos o sombreros negros
puntiagudos) eran en realidad cosas de las "alewives", mujeres
que elaboraban cerveza débil en la época medieval, como método para
combatir la mala calidad del agua. La elaboración de cerveza se
consideraba en Escocia «un trabajo de mujeres» y, cuando se convirtió en
un negocio rentable, las mujeres fueron expulsadas del puesto. «Se hizo
que la gente sospechara de sus brebajes y las vincularon con la
brujería para sacarlas de sus puestos de trabajo. Y así los símbolos de
la cervecería se convirtieron en los de las brujas».
Siglos después, Claire Mitchell y Zoe Venditozzi denuncian la jugada
se repita. «En la actualidad hay una considerable desigualdad y como
consecuencia de ella la sociedad padece otra caza de brujas moderna»,
señalan. «Mujeres atacadas en redes sociales, sintiéndose inseguras al
caminar solas por la calle por la noche, preocupadas por ser atacadas.
Seguimos viviendo en un mundo para hombres. Las mujeres no disfrutamos
de igualdad, no estamos en el mismo plano», denuncian.
Documental sobre el icónico músico Frank Zappa que sigue la vida del
innovador artista y músico a través del acceso a la familia Zappa y
otras imágenes de archivo. Winter entrevista a muchos de los
colaboradores musicales de Zappa como Mike Keneally, Ian Underwood,
Steve Vai, Pamela Des Barres, Bunk Gardner, David Harrington, Scott
Thunes, Ruth Underwood, Ray White y otros. También incluye apariciones
de la viuda de Zappa, Gail.