“Una brizna de alcornoque como puerta a la desinhibición y a la locura.
La cosificación del vacío hecha practicidad, lo nuevo y lo viejo se
funden y confunden mediante un objeto que puede matar o purificar,
separar o extender. El vasco y su laberinto, las costumbres que ahogan y
liberan, los ritos deconstruidos como homenaje, los atajos y los
peajes. La naturaleza, siempre triunfante, observa y calla”.
“Hemos trabajado muy duro para que Tabakalera fuera elitista y ahora
organizan una actividad que puede entender un turista sin gran poder
adquisitivo”
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